Concluida en 2004 por el arquitecto extremeño Justo García Rubio.
Es un edificio donde se han unido la ingeniería y el diseño artístico, para concebir una “cinta de hormigón blanco” (palabras del arquitecto) que se pliega sobre sí misma y genera dos espacios nítidamente diferenciados. Una escultura funcional que de un lado es un andén cubierto para el autobús y los viajes que lo esperan; y de otro, un espacio que aloja una breve sala de espera y una cafetería.
El proyecto recibió el Premio Extremadura a la Creación en 2003, de la Junta de Extremadura.