Edad Antigua.
Los orígenes de Casar de Cáceres son aún hoy desconocidos. Este municipio, como otros muchos de la geografía española, ha sido testigo de numerosas culturas. El territorio por el que hoy se extiende estuvo poblado desde épocas muy antiguas (siglo V a.C.), como lo atestiguan los restos de poblaciones indígenas en los alrededores: castro de la Edad de Bronce, conocido como “El Castillejo”; estela funeraria de origen celtíbero (del siglo I a.C.), tumbas antropomórficas (en el paraje de la Jara), piedras talladas y restos de antiguas construcciones que ponen en evidencia el paso de la historia.
La primera cultura que marcó el devenir del territorio fue la romana, por numerosos vestigios que se conservan. Uno de ellos la conocida Calzada (iter ab Emerita Asturicam) que atraviesa el actual asentamiento. En el norte del pueblo está la Ermita de Santiago Apóstol, y a pocos metros de ella se inicia el camino de Las Barcas –continuación de la Calzada- donde se pueden ver más o menos visibles y conservados sus restos hasta el límite municipal. La Calzada, con posterioridad, sería Cañada Real Soriana-Occidental para la trashumancia, Camino Real de Santiago después y, actualmente, la conocida Calle Larga, eje que vertebra el plano urbanístico del pueblo. Los árabes la denominaban “Al-Balata”, que significa camino de plata. La ocupación romana en esta zona ha dejado otros restos por diferentes parajes casareños: miliarios (en la ermita de San Benito y San Blas, y en el camino de las Barcas; pozo de los Tejares (ubicado en el camino de San Benito y San Blas).
Hay un dato más del año 82 de nuestra era que nos demuestra que ya existía un núcleo de población en lo que actualmente es Casar de Cáceres. Se trata del martirio de San Evasio, obispo de Coria, que tuvo lugar aquí, como escribió Juan Solano Figueroa en su libro del año 1655: Santos de Cáceres.
Edad Media.
En el siglo XII hay constancia de que era una aldea, que pertenecía a la Villa de Cáceres, con un crecimiento considerable, que la dotaba de importancia entre todas las pertenecientes a esta villa. Ya se la conocía como El Casar. El cuál no tenía territorio propio, puesto que sus tierras formaban parte de la jurisdicción de la villa. De ahí que surgieran enfrentamientos entre los labradores de El Casar con los caballeros de Cáceres, que eran los dueños de la tierra, por la situación precaria que sufrían. En el siglo XIII los habitantes de aquel Casar presentaron sus quejas ante el rey Don Sancho IV el 18 de febrero de 1291, quién concede un Privilegio Real a El Casar. Este documento otorga la primera delimitación del municipio en media legua (2786 m.) alrededor del núcleo de población, adjudicando las tierras a los lugareños. Este importante hito histórico de Casar de Cáceres le permitió un auge económico que conllevó un aumento de la población (hasta 900 habitantes, siendo la aldea más poblada de la villa de Cáceres), y un sustancial desarrollo ganadero. Este conjunto también impulsó otras actividades artesanas: curtidores, herreros, cereros, zapateros, vinateros,… Incluso se inicia el levantamiento de la Iglesia Parroquial, sobre los cimientos de una iglesia románica, entre los siglos XIII y XIV.
Edad Moderna.
En 1550 se mejora y amplía el hospital de la localidad, conocido como Hospital de San Juan de Letrán, tal como queda reflajado en el testamento de D. Rodrigo Pérez “el Arcediano”, sacerdote oriundo de Casar que ejerció en América hasta su fallecimiento. El hospital era una obra pía destinada a los más pobres, y peregrinos que hacían el camino de Santiago. Ubicado en la Plaza de San Juan, antiguo centro médico, y actual Jefatura de la Policía Local. Con parte de la herencia del "Arcediano", Casar podrá adquirir una casa para “pósito de granos”, como él demandaba. Se ubicó en la Calle Larga, junto al actual Ayuntamiento, se identifica por su fachada de granito y el escudo representando 3 llaves.
En el siglo XVI, con el aumento de la población, la Iglesia Parroquial se rehabilitará y se construirá una parte nueva, dotándola de capilla mayor y torre.
Una curiosidad, de la emigración de los casareños hacia las Américas, es el caimán, conocido como el “lagarto”. Fue una ofrenda de un lugareño emigrante al Cristo de la Peña, allá por el siglo XVI. Actualmente está ubicado en el coro de la Iglesia Parroquial.
En el s. XVIII, Casar era la aldea con más población del Partido de Cáceres, 1200 habitantes. Contando con 670 casas que se distribuían entre 12 calles principales y 5 secundarias. La dedicación principal de sus terrenos era la agricultura (cereales, olivares, viñas y frutales,…) y la ganadería (ganado lanar, vacuno, porcino, principalmente). Los oficios más comunes eran: jornalero, zapatero, tejedor de paños y lienzo, calderero, labrador, herrero, arriero, albañil. etc. En esa época existían 5 molinos harineros, 8 tahonas, 4 hornos de cocer pan y 3 mesones. El pósito de granos sigue situado en la misma casa que en el siglo XVI.
En 1749 se construye el edificio del actual Ayuntamiento.
Edad Contemporánea.
Con el s. XIX llega el liberalismo, la Constitución de 1812 inició la abolición de los señoríos, permitiendo la independencia de muchas aldeas de las villas. Casar deja de depender jurisdiccionalmente de la villa de Cáceres, y su ayuntamiento es autónomo.
El ministro Pascual Madoz elaboró el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, que se editó en Madrid en 1847. Esta obra nos permite conocer que Casar tenía 1100 habitantes, 850 casas, 17 calles, varias posadas, tiendas, y 7 escuelas (4 para niños y 3 para niñas). Señala que la agricultura sigue siendo importante. Documentó también 10 tenerías, 40 zapaterías, 3 lagares de aceite, 3 molinos harineros, 5 talleres de sillas, y 7 telares de paños (los telares de paños en Extremadura iniciaron una pequeña revolución industrial en la región que se vio frustrada por los modernos telares catalanes).
En 1899 el Gobernador Civil nombra al primer alcalde, D. Juan Tovar Andrada, todavía sin una elección democrática. En 1930, las elecciones son por sufragio censitario (sólo votan los hombres con gran poder adquisitivo), se elige a D. Adrián Blasco Bejarano. No será hasta 1979 cuando la población casareña vote libremente. El primer alcalde democrático fue D. José Cortés Ojalvo.
La primera mitad del siglo XX fue dura y complicada para los y las habitantes de Casar, el trabajo escaseaba, las condiciones sanitarias eran inexistentes, se generan conflictos por el poder, y llega la dura Guerra Civil, que trajo una Dictadura de silencio para los del bando perdedor, y poder para los ganadores. Los denominados años del hambre, llenos de penurias y racionamiento.
De 1940 se tienen datos para asegurar que en esta dura etapa en la historia de España, y de Casar en concreto, nuestro municipio seguía siendo agroganadero, inclinándose hacia la producción de leche de vaca.
La primera mitad del s. XX la vida casareña era monótona: en el trabajo del campo, en el acudir a la escuela los niños y las niñas, en sus juegos, en el quehacer diario de menores, madres y padres,… hasta la llegada de la emigración, por los años 60, que trajo la modernidad (agua potable en las viviendas de la Calle Larga, en las “Casas Nuevas” –Calle San Benito, Calle San Blas,…-, Plaza de Toros, y Plaza de la Llanada; recogida de la basura), y el desarrollismo económico. Tras el fallecimiento de Franco se implanta la democracia, que permitió las libertades que conocemos, y la expansión de Casar de Cáceres.